DESERTIFICACION:
Se
llama desertización a la transformación de tierras usadas para cultivos
o pastos en tierras desérticas o casi desérticas, con una disminución
de la productividad del 10% o más. La desertización es moderada cuando
la pérdida de productividad está entre el 10% y el 25%. Es severa si la
pérdida está entre el 25% y el 50% y muy severa si es mayor.
El proceso de desertización se observa en muchos lugares del mundo y es una amenaza seria para el ambiente y para el rendimiento agrícola en algunas zonas. Cuando está provocado por la actividad humana se le suele llamar desertificación.
Desertización natural
La mayor parte de la desertización es natural en las zonas que bordean a los desiertos. En épocas de sequía estos lugares se deshidratan, pierden vegetación y buena parte de su suelo es arrastrado por el viento y otros agentes erosivos. Sin embargo, este fenómeno natural se ve agravado por actividades humanas que debilitan el suelo y lo hacen más propenso a la erosión.
Actividades humanas que aceleran la desertización
Entre las acciones humanas que debilitan el suelo y aceleran la desertización están:
Según algunas estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente una extensión similar a la de toda América (unos 33 millones de kilómetros cuadrados) se encuentran en riesgo de desertización.
Soluciones contra la desertificación
La primera y más importante debe ser de carácter político. Para ello, desde 1977, la ONU ya comenzó a tomar cartas en el asunto, convocando en Nairobi la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Desertificación. En 1994 declaró el "día mundial de la lucha contra la desertificación" el 17 de junio. Dos años más tarde elaboró el primer marco legal de carácter internacional al que se suscribieron 192 países.
Desde un punto de vista más científico, la estrategía más clara contra la desertización y la desertificación se basa fundamentalmente en la reforestación de las tierras. Esta reforestación no puede ser a lo loco y sin control. Primeramente, tras un minucioso estudio del territorio, se tienen que ir plantando especies vegetales capaces de soportar las temperaturas y la sequía que haya en la zona. Una vez plantadas irán poco a poco aumentando los niveles de humedaz y, posteriormente, podrán ya introducirse otras especies vegetales propias de tierras menos desérticas.
Mucho más llamativo es el llamado proyecto Geshem, basado en la creación de lluvia artificial.
El proceso de desertización se observa en muchos lugares del mundo y es una amenaza seria para el ambiente y para el rendimiento agrícola en algunas zonas. Cuando está provocado por la actividad humana se le suele llamar desertificación.
La mayor parte de la desertización es natural en las zonas que bordean a los desiertos. En épocas de sequía estos lugares se deshidratan, pierden vegetación y buena parte de su suelo es arrastrado por el viento y otros agentes erosivos. Sin embargo, este fenómeno natural se ve agravado por actividades humanas que debilitan el suelo y lo hacen más propenso a la erosión.
Actividades humanas que aceleran la desertización
Entre las acciones humanas que debilitan el suelo y aceleran la desertización están:
- Sobrepastoreo.- Es el intento de mantener excesivas cabezas de ganado en un territorio, con el resultado de que la vegetación es arrancada y pisada por los herbívoros y no se puede reponer. El suelo desnudo es muchos más fácilmente erosionado. Es la principal causa humana de desertización en el mundo.
- Mal uso del suelo y del agua.- El riego con agua con sales en lugares secos y cálidos termina salinizando el suelo y esto impide el crecimiento de la vegetación. Algunas técnicas de cultivo asimismo facilitan la erosión del suelo.
- Tala de árboles y minería a cielo abierto.- Cuando se quita la cubierta vegetal y no se repone la pérdida de suelo es mucho más fácil.
- Compactación del suelo.- El uso de maquinaria pesada o la acción del agua en suelos desnudados de vegetación (procesos de laterización) producen un suelo endurecido y compacto que dificulta el crecimiento de las plantas y favorece la desertización.
Según algunas estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente una extensión similar a la de toda América (unos 33 millones de kilómetros cuadrados) se encuentran en riesgo de desertización.
Soluciones contra la desertificación
La primera y más importante debe ser de carácter político. Para ello, desde 1977, la ONU ya comenzó a tomar cartas en el asunto, convocando en Nairobi la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Desertificación. En 1994 declaró el "día mundial de la lucha contra la desertificación" el 17 de junio. Dos años más tarde elaboró el primer marco legal de carácter internacional al que se suscribieron 192 países.
Desde un punto de vista más científico, la estrategía más clara contra la desertización y la desertificación se basa fundamentalmente en la reforestación de las tierras. Esta reforestación no puede ser a lo loco y sin control. Primeramente, tras un minucioso estudio del territorio, se tienen que ir plantando especies vegetales capaces de soportar las temperaturas y la sequía que haya en la zona. Una vez plantadas irán poco a poco aumentando los niveles de humedaz y, posteriormente, podrán ya introducirse otras especies vegetales propias de tierras menos desérticas.
Mucho más llamativo es el llamado proyecto Geshem, basado en la creación de lluvia artificial.
La pérdida de suelo:
El
suelo es un recurso natural no renovable, es decir, la tasa de
regeneración está infinitamente por debajo de la tasa o ritmo al que
se destruye. Todos los seres vivos dependemos directa o indirectamente
de este suelo para el desarrollo de la vida, es la base para el
sustento de los ecosistemas, la agricultura y la ganadería, con las que
obtenemos alimentos, almacén de agua, minerales y carbono, y a la hora
de beneficiarnos de todo lo que el suelo nos otorga, nosotros acabamos
él.
La
característica más preciada y sutil de un suelo es su fertilidad,
esto es, el suelo tiene capacidad para sustentar la vida, y de manera
natural, la vida que está presente en el suelo contribuye
recíprocamente al mantenimiento y desarrollo del mismo. La pérdida de
suelo fértil ocurre de manera natural debido a la erosión del suelo por
agentes como el agua y el viento. La erosión del suelo reduce su
fertilidad porque provoca la pérdida de minerales y materia orgánica de
la capa más superficial del mismo, esto ocurre especialmente en
terrenos secos y sin vegetación.
El
suelo agrícola es especialmente frágil en este sentido, ya que sufre
altas tasas de erosión por el acondicionamiento a que está sometido
(uso de maquinaria pesada, desbroce,monocultivo), y en general,
prácticas inadecuadas. Lo que provoca una exposición y compactación, es
decir, el suelo queda desnudo ante los agentes físicos que provocan
naturalmente los fenómenos de erosión siendo incapaz de retener agua en
su matriz. De esta forma, una tercera parte de los suelos agrícolas a
lo largo de todo el planeta han dejado de ser aptos para la
agricultura.
A
todo ello habría que sumar las ingentes cantidades de fertilizantes y
pesticidas que degradan considerablemente las propiedades del suelo
contaminándolo, y la salinización del mismo a causa de los cultivos de
regadío, por la gran cantidad de sales disueltas en las aguas usadas a
para tal fin.
Otro
gran obstáculo para la conservación del suelo es la práctica de la
ganadería intensiva o sobrepastoreo, cuando se explota un territorio
con excesivas cabezas de ganado no existe periodo de recuperación para
el sustrato, con lo cual de manera similar al caso anterior queda
expuesto a fenómenos de erosión compactación y consecuente pérdida.
La
consecuencia final de todo lo anterior es la desertificación proceso
por el cual terrenos donde antes existían suelos fértiles se
convierten, con el paso del tiempo y por causas antropogénicas, en
terrenos estériles, desérticos o semi desérticos. Nuestras latitudes
son especialmente sensibles a padecer esta desertificación, acentuada
por un clima seco y la alta frecuencia y magnitud de incendios.
Por
otro lado también contribuyen en gran medida, no a la degradación,
sino directamente a la destrucción del suelo, la urbanización y
asfaltado del terreno, cada día presenciamos el surgimiento de
urbanizaciones que, aparte de consumir grandes recursos, ocupan grandes
extensiones de territorio. La actividad minera y extractora en
general, acaba con el suelo literalmente de raíz, además de la
contaminación pertinente. Afortunadamente hoy en día en nuestro país
existen planes de recuperación y restauración de aquellas zonas que han
sido utilizadas para llevar a cabo estas actividades, pero esto es una
excepción si hablamos en términos globales.
Como
hemos visto la pérdida del suelo está originada por causas
socioeconómicas, con lo cual es urgente un proceso de información y
concienciación a la población, investigación en la materia para poder
solucionar o prioritariamente prevenir el ocaso del pilar donde nos
asentamos y desarrollamos, los cimientos de nuestra casa Tierra.
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