martes, 7 de junio de 2016

CICLOS FOSFOROS

El CICLO DEL FÓSFORO es un ejemplo de un ciclo sedimentario cuya principal área de almacenamiento del elemento se encuentra en la corteza terrestre. Otros elementos que presentan ciclos muy similares son el calcio, el hierro, el potasio, el manganeso, el sodio y el azufre. Algunos de estos elementos sólo existen en cantidades microscópicas dentro de los organismos vivientes, pero sin embargo son vitales para el crecimiento y el desarrollo normales. Por ejemplo no se pueden elaborar proteínas sin fósforo y azufre.
Desde el punto de vista ecológico, el fósforo es uno de los minerales más importantes, pero es también uno de los que tienen mayores probabilidades de escasear. La falta de fósforo produce una disminución de la productividad de los vegetales y esto afecta, a su vez, a la vida animal. El fósforo proviene de las rocas fosfatadas que se desintegran y desgastan lentamente por la acción de las gotas de agua, los cristales de hielo, el viento, los rayos solares y las raíces de las plantas dejando en libertad el mineral que se convierte en una sal en solución, sea en el agua del suelo, sea en las extensiones de agua. Las plantas absorben el fósforo y otras sales minerales a través de sus raíces. De las plantas el fósforo pasa por varias cadenas alimentarias y vuelve generalmente al suelo o al agua a través de la acción de los desintegradores.
Esta parte del ciclo es la fase de las soluciones de sales; la otra parte podría denominarse fase de las rocas. Los ríos acarrean las sales de fósforo hacia los mares. Algunas se depositan en los bajíos y se incorporan a las rocas sedimentarias que se forman en el curso de millones de años. A la larga, las rocas pasan a formar parte de nuevas masas de tierra, produciendo nuevas reservas de sales de fósforo a medida que se desgastan lentamente. El fósforo y muchos otros minerales se depositan en las rocas y se liberan de ellas en un proceso que se repite continuamente.
Las corrientes marinas que ascienden desde las profundidades del océano llevan a la superficie cierta cantidad de fósforo, que es absorbido rápidamente por el fitoplancton y se desplaza a lo largo de las cadenas alimentarias oceánicas. Parte de este fósforo vuelve a la tierra a través de la pesca marina. Otra parte proviene del guano (deyecciones) de aves que se alimentan de peces, el cual es rico en fósforo y en nitrógeno. El guano es uno de los recursos naturales más importantes del Perú, gracias a las corrientes ascendentes próximas a la costa peruana que llevan el fósforo y otros nutrimentos hacia la superficie. Los nutrimentos son absorbidos por el fitoplancton, el cual sirve de alimento a diminutos crustáceos, que a su vez nutren a peces llamados anchoas, de los cuales se alimentan cuervos marinos denominados cormoranes. Estas aves anidan en grandes cantidades en las islas y sus deposiciones se recogen y se venden como ingrediente de fertilizantes.
La mayor parte del fósforo utilizado en los fertilizantes se extrae de rocas fosfatadas. Enormes cantidades de fósforo se hallan diseminadas sobre la tierra y muchas toneladas son llevadas por las aguas y se pierden en las profundidades del mar. Se calcula que cada año se pierden de este modo tres mil quinientos millones de toneladas de fósforo y el reciclaje natural proveniente de los mares no puede compensar esta pérdida. La reserva de rocas fosfatadas que se usan para la preparación de fertilizantes puede durar aún muchos años, pero no es ilimitada; llegará el día en que el hombre tendrá que encontrar un medio de recuperar el fósforo que se halla en las profundidades del océano.

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