El CICLO DEL FÓSFORO
es un ejemplo de un ciclo sedimentario cuya principal área de
almacenamiento del elemento se encuentra en la corteza terrestre. Otros
elementos que presentan ciclos muy similares son el calcio, el hierro,
el potasio, el manganeso, el sodio y el azufre. Algunos de estos
elementos sólo existen en cantidades microscópicas dentro de los
organismos vivientes, pero sin embargo son vitales para el crecimiento y
el desarrollo normales. Por ejemplo no se pueden elaborar proteínas sin
fósforo y azufre.
Desde
el punto de vista ecológico, el fósforo es uno de los minerales más
importantes, pero es también uno de los que tienen mayores
probabilidades de escasear. La falta de fósforo produce una disminución
de la productividad de los vegetales y esto afecta, a su vez, a la vida
animal. El fósforo proviene de las rocas fosfatadas que se desintegran y
desgastan lentamente por la acción de las gotas de agua, los cristales
de hielo, el viento, los rayos solares y las raíces de las plantas
dejando en libertad el mineral que se convierte en una sal en solución,
sea en el agua del suelo, sea en las extensiones de agua. Las plantas
absorben el fósforo y otras sales minerales a través de sus raíces. De
las plantas el fósforo pasa por varias cadenas alimentarias y vuelve
generalmente al suelo o al agua a través de la acción de los
desintegradores.
Esta
parte del ciclo es la fase de las soluciones de sales; la otra parte
podría denominarse fase de las rocas. Los ríos acarrean las sales de
fósforo hacia los mares. Algunas se depositan en los bajíos y se
incorporan a las rocas sedimentarias que se forman en el curso de
millones de años. A la larga, las rocas pasan a formar parte de nuevas
masas de tierra, produciendo nuevas reservas de sales de fósforo a
medida que se desgastan lentamente. El fósforo y muchos otros minerales
se depositan en las rocas y se liberan de ellas en un proceso que se
repite continuamente.
Las
corrientes marinas que ascienden desde las profundidades del océano
llevan a la superficie cierta cantidad de fósforo, que es absorbido
rápidamente por el fitoplancton y se desplaza a lo largo de las cadenas
alimentarias oceánicas. Parte de este fósforo vuelve a la tierra a
través de la pesca marina. Otra parte proviene del guano (deyecciones)
de aves que se alimentan de peces, el cual es rico en fósforo y en
nitrógeno. El guano es uno de los recursos naturales más importantes del
Perú, gracias a las corrientes ascendentes próximas a la costa peruana
que llevan el fósforo y otros nutrimentos hacia la superficie. Los
nutrimentos son absorbidos por el fitoplancton, el cual sirve de
alimento a diminutos crustáceos, que a su vez nutren a peces llamados
anchoas, de los cuales se alimentan cuervos marinos denominados
cormoranes. Estas aves anidan en grandes cantidades en las islas y sus
deposiciones se recogen y se venden como ingrediente de fertilizantes.
La
mayor parte del fósforo utilizado en los fertilizantes se extrae de
rocas fosfatadas. Enormes cantidades de fósforo se hallan diseminadas
sobre la tierra y muchas toneladas son llevadas por las aguas y se
pierden en las profundidades del mar. Se calcula que cada año se pierden
de este modo tres mil quinientos millones de toneladas de fósforo y el
reciclaje natural proveniente de los mares no puede compensar esta
pérdida. La reserva de rocas fosfatadas que se usan para la preparación
de fertilizantes puede durar aún muchos años, pero no es ilimitada;
llegará el día en que el hombre tendrá que encontrar un medio de
recuperar el fósforo que se halla en las profundidades del océano.
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