CALIDAD DEL AGUA
La calidad de cualquier masa de agua, superficial o subterránea depende
tanto de factores naturales como de la acción humana.
Sin la acción humana, la calidad
del agua vendría determinada por la erosión del substrato mineral, los procesos
atmosféricos de evapotranspiración y sedimentación de lodos y sales, la
lixiviación natural de la materia orgánica y los nutrientes del suelo por los
factores hidrológicos, y los procesos biológicos en el medio acuático que
pueden alterar la composición física y química del agua.
Por lo general, la calidad del agua se determina comparando las
características físicas y químicas de una muestra de agua con unas directrices
de calidad del agua o estándares.
En el caso
del agua potable, estas normas se establecen para asegurar un suministro de
agua limpia y saludable para el consumo humano y, de este modo, proteger la
salud de las personas. Estas normas se basan normalmente en unos niveles de
toxicidad científicamente aceptables tanto para los humanos como para los
organismos acuáticos.
El deterioro de la calidad del agua se ha convertido en motivo de
preocupación a nivel mundial con el crecimiento de la población humana, la
expansión de la actividad industrial y agrícola y la amenaza del cambio
climático como causa de importantes alteraciones en el ciclo hidrológico.
La mayor parte de la energía utilizada en los diferentes países proviene
del petróleo y
del gas
natural. La contaminación de los mares con petróleo es un
problema que preocupa desde hace muchos años a los países marítimos, sean o no
productores de petróleo, así como a las empresas industriales
vinculadas a la explotación y comercio de este producto. Desde
entonces, se han tomado enormes previsiones técnicas y legales
internacionales para evitar o disminuir la ocurrencia de estos problemas.
Los derrames de petróleo en los mares, ríos y lagos producen contaminación
ambiental: daños a la fauna marina y aves, vegetación y aguas.
Además, perjudican la pesca y las
actividades recreativas de las playas. Se ha descubierto que pese a la
volatilidad de los hidrocarburos, sus
características de persistencia y toxicidad continúan teniendo efectos fatales
debajo del agua. Pero, no
son los derrames por accidentes en los
tanqueros o barcos que transportan el
petróleo, en alta mar o cercanía de las costas, los únicos causantes de la
contaminación oceánica con hidrocarburos.
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